Con la llegada del invierno, los patrones de consumo energético sufren un incremento considerable en muchos países, incluido México. Las bajas temperaturas llevan a un mayor uso de calefacción y otros sistemas de confort térmico, lo que eleva significativamente la demanda de electricidad en esta época del año. En algunos lugares de nuestro país, como el norte y centro, el frío extremo genera una demanda adicional de calefactores eléctricos y otros equipos que dependen de la energía para su funcionamiento.
A nivel mundial, el consumo de electricidad puede aumentar entre un 10% y un 30% durante el invierno en comparación con el resto del año, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE). En países como Estados Unidos y Canadá, donde los inviernos son muy rigurosos, el aumento de la demanda de energía puede representar un desafío para los sistemas eléctricos. Aunque en México el impacto es menor, el uso adicional de energía en estas temporadas afecta la estabilidad de la red y, en algunos casos, incrementa los costos energéticos para los consumidores.
El impacto es aún más notable en regiones donde la calefacción se basa en electricidad, lo que, además de aumentar la demanda, produce picos de consumo que deben ser cubiertos sin interrupciones. En este contexto, los sistemas eléctricos que dependen en gran medida de fuentes renovables como la solar y la eólica suelen enfrentar dificultades para satisfacer estos picos debido a la variabilidad de estas fuentes. Es aquí donde la energía nuclear surge como una solución de respaldo y soporte clave para el suministro invernal.
Una de las grandes ventajas de la energía nuclear es su capacidad para generar electricidad de manera constante, independientemente de las condiciones climáticas. A diferencia de la energía solar, que en invierno puede verse limitada por los días más cortos y la menor radiación solar, y de la energía eólica, que depende de los vientos, las plantas nucleares pueden operar al 90% de su capacidad durante todo el año. Esta continuidad es ideal para enfrentar la demanda invernal, ya que garantiza un suministro constante y seguro.
Además, la energía nuclear tiene una huella de carbono prácticamente nula, lo que la convierte en una opción ideal para cubrir los aumentos de demanda sin recurrir a fuentes fósiles que incrementan las emisiones de gases de efecto invernadero. Según la AIE, en 2021 la energía nuclear evitó la emisión de aproximadamente 1.5 gigatoneladas de CO₂ a nivel mundial, posicionándola como una herramienta clave para enfrentar tanto los desafíos de la alta demanda como los compromisos climáticos.
En México, la generación nuclear representa cerca del 4% de la electricidad del país, aportada por la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde. Incrementar esta proporción en el futuro ayudaría a estabilizar la red eléctrica, especialmente en temporadas de alta demanda como el invierno, y a reducir la dependencia de fuentes fósiles. La construcción de nuevas plantas nucleares o la modernización de las existentes podría fortalecer nuestra independencia energética y proporcionar un suministro estable y sustentable para los meses invernales.
El aumento de consumo energético durante el invierno exige una planificación energética que considere no solo la cobertura de la demanda, sino también la sostenibilidad. La energía nuclear, por su estabilidad y bajas emisiones, es una de las fuentes ideales para este propósito. Invertir en ella significa asegurar que México cuente con energía limpia, segura y disponible en todas las estaciones del año.